Mitchele Vidal | @imagenesurbanas

lunes, 26 de mayo de 2008

DESDE MIS VENTANAS

Afuera, abajo, mi ciudad bulle. A pesar de que no estoy allí para constatarlo y disfrutarlo sé que están pasando muchas cosas. Los que me conocen bien saben que necesito una buena razón para quedarme no digamos un día ¡sino todo un fin de semana en mi casa! Y vaya que la tengo. Una amigadalectomía postergada varias veces y practicada este viernes a mi única hija, me mantiene “de la cama al living” entre libros, gelatinas, blogs, y helados de mantecado.

Sin embargo, mi colega Sarracena me arrastró definitivamente de los bloques de El Silencio al Teatro Teresa Carreño; de la Av. Fuerzas Armadas a la pizzería El León en La Castellana, de La Candelaria al Boulevard de Sabana Grande, debatiéndose entre su deseo urgente por Andrés –un seductor estudiante de Artes 10 años menor que ella– y la incertidumbre de su futuro como arquitecta. Esta caraqueña que deambula incesantemente por nuestra ciudad, sintiendo su fuerza en cada calle, en cada acera llena de basura, en cada fachada que pide a gritos ser rescatada o al menos pintada, le toma el pulso acelerado a los Latidos de Caracas: una novela urbana, pura y dura como nuestra ciudad. Llena de humo, de ruidos, de tráfico pero también de luz cegadora, de verde imponente, que volcó para todos nosotros su autora, Gisela Kosak Rovero.

Fotografía: Carmelo Latassa

También comencé a subir el Roraima verde, húmedo e inalcanzable de Juan Carlos Méndez Guédez. Nueve mil kilómetros y tu abrazo está lleno de imágenes en la cima de un mundo donde su protagonista –quien también se llama Andrés– descubre que el silencio tiene cuerpo, pesa y duele. En este viaje de Madrid a la selva, el deseo es también la excusa y el motor.

En Chacao seguirán caminando Por el medio de la calle, disfrutando del olor a lluvia que impregna nuestra ciudad desde la madrugada y, seguramente, esa misma lluvia obligó a los que acudieron por tercera vez al Cambalache de libros organizado por Re-Lectura a refugiarse bajo el permeable techo del Centro Cultural Chacao.

Yo mientras tanto, disfruto del primer capítulo de La huella del bisonte, un abreboca que me dejo con ganas de salir corriendo a buscar el resto de esta novela de Héctor Torres para regocijarme en su prosa sensual, en su húmeda lírica.

Ya son tres días en que veo a mi ciudad desde dos ventanas: la de mi balcón con imponente vista a El Ávila y la de mi lap top: ruta binaria de variados caminos.

viernes, 16 de mayo de 2008

CELEBRANDO LA DIVERSIDAD DEL COLOR

Fotografías: Frank Balbi Hansen

A principios del Renacimiento los maestros florentinos dominaban el secreto matemático de la perspectiva y los flamencos el misterio alquímico de los pigmentos

Federico Andahasi, “El Secreto de los flamencos”


Decir Patricia Van Dalen es decir color. Color a los cuatro vientos. Color en círculos y mosaicos. Color en banderas que ondean flamantes sus naranjas estridentes sobre verdes intensos. Color vistiendo paredes, estallando en líneas, delineando sueños.

Hasta el 18 de mayo esa explosión de luz y de color está llenando las albas paredes de la Sala TAC del Trasnocho Cultural. Esta artista venezolana de dilatada trayectoria ha volcado su gran capacidad creativa en una exposición –bajo la curaduría de Miguel Miguel– para regalarle a quien se acerque por estos luminosos espacios, una visión contemporánea del manejo del color.

Tuvimos el placer de disfrutar de la exposición guiados por el entusiasmo de esta artista quien además se nos reveló en su faceta didáctica. Un público mayoritariamente estudiantil escuchaba con especial atención las sinceras aproximaciones que hacía Patricia de cada una de sus obras.

TULIPANES

En este trabajo plástico se expresan sin mezclarse 3 colores secundarios: gris, verde y violeta con dos colores primarios: amarillo y azul. La ausencia del rojo –acota la artista– es totalmente intencional. Considera que durante mucho tiempo hemos estado sobreexpuestos a ese color y es necesario valorizar otros. Concebida sobre la base de un programa de computación adicionando capas de puntos de colores, Patricia juega, quita y pone en su afán de darle figura hasta a lo que luce más abstracto y vaya sí lo logra. Círculos aparentemente dispersos sugieren araguaneyes o acacias en flor y entablan un diálogo armónico con los mosaicos que los enfrentan. Arte que nace de la búsqueda de la artista, que toma forma en la computadora y que se rinde al azar, al juego infinito de los laberintos de la memoria generando nuevas formas.

JARDÍNES DE LUXEMBURGO

Largas y placenteras horas contemplando esos coloridos jardines parisinos generaron en la mente de Patricia la necesidad de representarlos en este mural de 8.60 metros de largo; que en sus 739 círculos celebra la diversidad del color. Si a estas alturas alguien duda de las maravillas que surgen de la fusión de una mente creativa, una sólida formación plástica y un solvente desempeño de programas binarios, sólo tiene que dejarse llevar por esta obra de grandes dimensiones y hermosos contrastes donde la magia pone de manifiesto cómo brotan colores donde sólo había unas teclas. A este asombro de los círculos “reales” prolijamente elaborados en acrílico se unen los círculos “virtuales” que en amplia gama de grises recorta la luz cada vez que se encienden los reflectores de la Sala TAC.

PARCELAS

Inspirado en la serie CSY y en Google air, el célebre programa de Internet, recrea las manzanas de cualquier ciudad contemporánea vista desde el aire donde conviven tonalidades y texturas, llenos y vacíos. El blanco es el fondo ideal para realzar el colorido, y, el uso de retazos de obras anteriores rinde su pequeño tributo al reciclaje. Es así como pinceladas de acrílico azul o amarillo, salpican planos más grandes de colores puros. En esta obra, Patricia Van Dalen pinta recortando, pegando, reciclando, componiendo líneas y superponiendo formas. De súbito, un cuadro roto enmarca la sorpresa: uno de los múltiples bastidores que componen esta obra coral, desnuda sin pudor la pureza de sus líneas.

JARDÍN EN CLAVE DE TRES

La verde “grama” cubre las tres últimas paredes de la galería y allí se posan 4.082 banderitas rosadas, rojas y anaranjadas en estricto orden.

Expuesto por primera vez en el año 2003, este jardín que rinde homenaje al cinetismo –sin duda la expresión plástica que más nos ha representado en el exterior gracias a la impronta dejada por los maestros Soto y Cruz-Diez–Patricia Van Dalen lo recrea dentro de un espacio cerrado. Confinado por tres paredes a modo de cierre, la cuarta pared es un plano virtual que nos comunica con el resto de la galería. Es precisamente allí, en este espacio lúdico donde concluye el recorrido por la obra brillante, festiva, cálida de una artista que ha sabido plasmar en distintas técnicas toda la alegría y la fuerza de una expresión abstracta que está llena de figura y de fondo.

La pasión por el color se desborda en la mente y se expresa en las manos de esta artista maracucha a quien sus antepasados flamencos le revelaron el gran secreto de los pigmentos.

Publicado en el N° 2 de PublicARTE el 15 de mayo de 2008

domingo, 11 de mayo de 2008

ARQUITECTURA made in VENEZUELA

Durante 5 semanas Caracas fue la tribuna donde 10 arquitectos venezolanos mostraron y reflexionaron sobre la arquitectura reciente de nuestro país. ¡Qué suerte que haya sido así! Hace tiempo que no palpábamos algunas muestras de lo bueno que nos está pasando en materia de diseño arquitectónico.
La fundación espacio fue la responsable de aglutinar esfuerzos para reunir en una misma sala -el PH de la torre Corp Banca- ideas, conceptos, maquetas, bocetos, materiales e imágenes de mas de 20 proyectoss salidos de los talleres de otros tantos profesionales de la arquitectura de Venezuela.

Organizado a través de varios encuentros donde cada profesional expuso sus proyectos y procesos creativos junto a los proveedores de materiales y sistemas que hicieron posible la realización de sus obras; intercambiando opiniones y aclarando dudas a un público mayoritariamente estudiantil ávido de respuestas.

La exposición de los proyectos merece especial mención por tratarse de un montaje donde se privilegió el resultado total sobre el individual. Ciertamente, su carácter coral invitaba al observador a pasearse por todas las propuestas que, encerradas en horizontales cajas transparentes dialogaban con los planos e imágenes que trepaban las paredes de la sala. Una curaduría singular, sin duda. Llena de creatividad y buena factura. Rica en técnicas tradicionales y de vanguardia.

La última sesión destinada al intercambio de ideas entre todos los participantes se desbordó en opiniones, expectativas y propuestas para futuras ediciones. Quedaron en el aire sin embargo, algunas dudas. ¿Qué ha pasado con los proyectos que ofrecen soluciones viables a los sectores populares? ¿Cómo ven los arquitectos venezolanos sus obras -en términos objetivos de calidad- frente a otros planteamientos de diseño en Latinoamérica?

Desde esta ventana y apabullada por la abrumadora presencia masculina en esa mesa de discusión nos preguntamos:

- Dónde están las mujeres diseñadoras en Venezuela?

- ¿Por qué no se difundió más este evento? Nos parece muy importante dar a conocer todas las iniciativas que prenden luces de esperanza sobre nuestro futuro como país.

- ¿Por qué el Colegio de Arquitectos de Venezuela no estaba presente? Consideramos muy importante la cohesión entre los profesionales y el CAV es el gremio que aglutina a los arquitectos. En la unión...


Esperamos que éstas y otras interrogantes que seguramente seguirán surgiendo sean abordadas en las próximas ediciones de arquitectura x procesos.

Fotografías tomadas de la pág web www.espacio.net.ve


sábado, 10 de mayo de 2008

8 DESEOS


Gracias a la generosidad de mi amigo Víctor, caí en una cadena; no de favores, sino de deseos, que no es poca cosa.

Consiste en desnudar el alma de los encadenados -ya de por si desnuda en esta Red- y soltar así no más, al viento y a colores, 8 cosas que desearía hacer antes de morir.
Y como dijo Karina: “porque después, ni modo”.

Así que aquí van LAS MÍAS, sin anestesia.

- Caminar de este a oeste por Caracas con mi hija, mis sobrinos y mi prima Blanca. Ella irá un poquito más rápido que nosotros porque no tendrá que empujar su silla de ruedas. Ellos sin miedo, sin basura, sin más razón para detenerse que un semáforo o acaso, esquivar un apamate en flor, de esos que a veces nos cortan el camino por la acera.

Cruzar las islas griegas con soltura aunque de su idioma sólo sepa pronunciar gimnasio, alfa y omega.

Cenar a dos carrillos con Sabina especialmente cuando agarre su guitarra y lance tres improperios al mesero porque no le trajo a tiempo el cenicero. Mientras Bosé le recuerda que hace rato, dejó de fumar y puso su garganta en reposo.

Caminar por Estambul oliendo a canela, azafrán y sándalo con Orhan Pamuk.

Comerme -otra vez, muy bien acompañada- una deliciosa pasta en Siena en un balconcito de esos que vuelan sobre Piazza del Campo, a la luz de las velas mientras un cello entona melancólicas melodías.

Aplaudir en el desfile de modas de la primera colección de mi diseñadora en ciernes.

Asistir a una velada donde lean sus propios textos Arturo Pérez-Reverte, Eugenio Montejo, Juan José Millás y Federico Andahazi.

Tener un nieto o dos y que me vuelvan loca. Aquí a mi lado y no en USA.aguante.

domingo, 4 de mayo de 2008

CARACAS

Por SONIA DELGADO (Paraguay)

No fui para allá por ella. Creo que fui muy sincera -al mismo tiempo que imprudente- diciéndoselo; ella y yo nos conocíamos poco aún para semejante confesión.

Me recibió con tanto movimiento que parecía burlarse de que llevara cerca de una hora esperando parada que llegaran por mí. ¡¡Taxi a Caracas!! ¡¡Taxi a Caracas señorita!! Si quiere, sin compromiso alguno, llama desde mi celular a quién tenga que buscarla, señorita.

Me dio la bienvenida con la rara, pero irrechazable oferta de un taxista de aeropuerto de pagarme los dólares con el doble de bolívares que oficialmente daban por ellos.

Me hablaba en un acentico y en venezolano muchas, muchas palabras que no entendí. Presumió de sus 6 millones de habitantes que es la cantidad de gente que hay en todo el Paraguay.

¿De Paraguay? ¿En serio? ¿Y qué dicen de Chávez por allá?

¿De Paraguay? Aahh, José Luís Chilavert!!!


Me dio buenísima comida, variada además. Pero me dio días de lluvia y frio cuando me prometió sol. Tal vez se sintió ofendida cuando pregunté cual era el nombre de un arroyo que no era arroyo sino río, El Guaire. Tal vez se sintió ofendida de que no me esforzara por aprendérmela. ¿Por aquí se llega para allá, entiendes? Nunca lo recordaba. Era un hormiguero para mí.

Si me lee señora, le juro la fotografías de los por “por ahora…”, de su barrio 23 de enero, de su basura, de sus edificios, de sus pordioseros, de su trafico infernal, de su gente, de su guardián El Ávila, de sus parques, de sus niños disfrazados en carnaval, de su cielo gris y de su cielo azul, indistintamente, todas ellas eran para mí, para que sirvieran de soporte a mi memoria de usted. Soy periodista, pero estaba de vacaciones, le aseguro que no iba a publicarlas.

Tal vez, ella no lo entendió así, pues dos días antes de dejarla, a las 9 y media de la mañana caminando por la avenida Bolívar un jovencito me arrebató la evidencia, digo la cámara fotográfica. Tuve la fortuna de que pasara por allí en motocicleta un funcionario de la Alcaldía de Caracas que con un arma detuvo al muchachito y le quitó la cámara y llamó a la policía.

¡¿Cómo se te ocurre asaltar a una extranjera?!

Me siento profundamente avergonzado señorita

Tenía la cámara de vuelta conmigo, pero cometí el error de ser responsable y realizar la denuncia: la cámara quedó retenida en la policía como prueba del delito. Tal vez ella temió perder cuando al volver y compararla con Asunción (la capital de mi país) concluyera quién de las dos era más burocrática, quien castigaba mejor la responsabilidad ciudadana.

Hoy a casi tres meses de ella ya en Asunción, otra vez con mi vida real, viendo a Caracas por las noticias que hablan de la violencia, la inseguridad, el apagón y Chávez, puedo decir que estuve allí y que a pesar de todo tuve ganas de quedarme porque vi algo más que lo que las noticias pueden decir.

No fui para allá por ella, pero creo que tanto ella como yo nos debemos una segunda oportunidad.

Texto y fotografías: SONIA DELGADO


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