Mitchele Vidal | @imagenesurbanas

viernes, 9 de abril de 2010

El Metrocable

Cuando Rosa se subió al funicular iba con su marido. No sé si su nombre es Rosa, ni si él era su marido aunque lo parecía. Él desenvuelto, hablador. Apenas se montó en la estación Parque Central se espepitó a decirnos que a Rosa le daba miedo, ¡pánico! ese aparato. Era obvio. Desde que el carrito empezó a subir ella se tapó los ojos con las manos y a-penas asomaba su risa nerviosa. Rosa sólo atinó a decir que sí, que le daba pavor, pero que prefería unos minutos de miedo que subir a pie -como antes- ese montón de escalones.En cambio a los niños les encanta. En la estación Hornos de Cal se subieron dos, como de 8 años. Pura risa. Mientras Rosa se bajaba aliviada -porque al fin se terminaba su sacrificio- los dos chamos gozaban un puyero viendo los árboles desde arriba o reconociendo los techos donde se encaraman a volar papagayos y a perseguir pelotas. Un parque de diversiones gratis porque aún no han empezado a cobrar pasaje. Nos cruzamos con dos usuarios más tranquilos, ya el Metrocable forma parte de su día a día. Esta crónica va de cómo aproveché uno de los días de Semana Santa -esos donde la mayoría de la gente huye despavorida de Caracas- para estrenar el Metrocable. Invité a varios amigos pero sólo se animó mi colega Carlos Sierra. Partimos de día, con mucha luz, calina en los ojos y cámara en mano a registrar la experiencia inédita de ver a Caracas desde lo más alto del cerro de San Agustín del Sur. Abajo quedó el eco agorero y temeroso.Arrancamos en la estación Parque Central y desde el principio impacta la visión en picado de ese pedazo de ciudad denso, descuidado, caótico. En apenas minutos nos vamos alejando de la ciudad "formal" la de calles asfaltadas y edificios altos para adentrarnos en la ciudad "informal" donde las paredes frisadas limitan con el ladrillo desnudo; la terca vegetación se abre paso entre los techos de zinc anclados con piedras y salpicados con antenas de Direct TV. Donde las callecitas se adaptan sinuosas al azar de la topografía y la arquitectura. El catálogo de puertas, ventanas y rejas parece infinito.
Las 5 estaciones son abiertas, por supuesto. Ventiladas e iluminadas naturalmente pero sólo es posible ver la ciudad y el barrio próximo a través de las rendijas que dejan los protectores solares y de seguridad. Sus reducidas dimensiones hablan por sí mismas de los bajos volúmenes de público para los que fueron construidas. La primera pregunta es: ¿por qué aquí? Este no es ¡ni de lejos! el barrio más grande de Caracas. La respuesta es obvia: es el más visible desde "el centro" de nuestra ciudad. Pero ya hay otros proyectos, el Metrocable subirá a otros barrios más grandes.
Estructuras verticales y techumbre lucen, a simple vista, sobre dimensionadas. No conozco las razones técnicas, funcionales, ni estéticas de viva voz del arquitecto Carlos Silva, tampoco encontré información en Internet que aclare esta duda formal. Sólo un artículo abunda en cifras que hablan de costos muy superiores a los del proyecto inspirador, el Metrocable de Medellín. Pero el objetivo de transportar con rapidez y eficiencia a los habitantes de este barrio se cumple. Las estaciones son muy agradables; los materiales correctos; la señalización eficiente y el personal está entrenado para orientar a los usuarios novatos.Claro, las protagonistas son las cabinas de aluminio rojinegro, súper transparentes; desde allí la vista se pierde en 360°. Y para añadirles identidad alternan los nombres de los estados venezolanos con los de valores éticos y morales. Es así como se encuentran Guárico y Hermandad con Mérida e Inclusión. Sin embargo, este despliegue de recursos económicos y tecnológico acentúa el deterioro, el abandono de todo el barrio al que sirve. La precariedad de las condiciones sociales, la ausencia de servicios, el abandono estatal a esta realidad enorme de cientos de miles de habitantes de este barrio que es -apenas- la punta del iceberg de todos los barrios marginales de Caracas golpea contundente. Las estaciones dan la impresión de posarse, como naves extraterrestres, sobre tierra arrasada. No ha habido -y subrayo este tiempo verbal con la esperanza de que aún puede haberlo- cuidado alguno en tejer los bordes de este sistema con la realidad circundante. En obrar con cuidado en las inserciones, en poner las bisagras ausentes.
Los habitantes se suben en la estación, ubicada en la avenida Lecuna y se van bajando, según sea el caso en las 4 estaciones que los llevan hacia su misma calle de tierra; a esos grandes tobos donde los espera el agua quieta, empozada; a la luz eléctrica robada en esa maraña que no pocas veces ha calcinado vidas.
Eso sí, allí está una escuela de Fe y Alegría que subió mucho antes que el Metrocable a llevar educación y esperanza a miles de niños necesitados de ella.Ahora también junto a los ranchos se yerguen varios edificios construidos por el Estado para las familias que fueron desalojadas al ejecutar las obras. Rosa vive allí, eso alcanzó a decirnos antes de bajarse. -"Él me mandó para allá". Nos quedamos con la duda si "él" es el Metrocable.
Duele ver como los escombros se avecinan con las viviendas nuevas y las de siempre. Algunos son sólo una mole de piedra y concreto, otros son espacios abandonados, paredes sin techo ni vida. Pero el sobre vuelo es estimulante. ¡Nos dice cuánto queda por hacer!
Hay fachadas primorosamente pintadas destacando sobre el uniforme rojo ladrillo. Hablan de la voluntad férrea que tienen algunos por salir adelante. Seguramente detrás de esa casita rosada, o de aquella blanca con bordes negros hay varios niños haciendo tarea mientras su mamá cocina. Más tarde ella bajará en un funicular llamado HONESTIDAD a entregar unas tortas de chocolate, luego subirá con una bolsa de comida.Lo más caro, lo más fácil y lo más rápido -porque es producto de ingeniería y tecnología- ya está hecho. Lo más difícil, lo más lento, lo que es tarea de sociólogos, educadores, emprendedores y diseñadores urbanos está por hacer. Las bibliotecas, los centros deportivos, las escuelas de música, de danza, las terrazas están esperando para ser sembradas ahí. Esas serán las mejores armas contra la delincuencia.
Fotografías: Arq. CARLOS SIERRA

17 comentarios:

  1. Me encantaría subir en ese metrocable y compartir lo que nos has contado, Mitchelle.

    Un abrazo,.

    ResponderEliminar
  2. Excelente crónica. O sea, la unica vivienda nueva en San Agustin son los edificios de apartamentos para los desplazados por la construccion del Metrocable?

    ResponderEliminar
  3. Así es Luka. En realidad la idea no sería construir más viviendas allí sino dotar de servicios las existentes.

    Gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar
  4. Anónimo1:13:00

    Hola. Me gustó el enfoque del artículo, falta otro de cómo se ve el Metrocable desde el barrio.


    Con este tipo de intervenciones se constata cuánto afecta la política el destino de una ciudad y su gente. Es evidente que antes de hacer semejante inversión lo lógico era estudiar integral y multidisciplinariamente la zona y proponer un plan maestro de mejoras que convirtiesen a San Agustín del Sur en un barrio modelo para futuras intervenciones en otro barrios. Claro, son planes que no hacen ruido mediático ni tienen el impacto propagandístico que la política necesita. Al final tenemos unas "naves extraterrestres" que nos permiten ver perfectamente las consecuencia de la no planificación y la exaltación del camino fácil cuando se quiere dar la sensación de que se está haciendo ciudad.


    CZA

    ResponderEliminar
  5. Por eso digo CZA, que está listo lo más fácil, lo más rápido y lo más caro. Falta lo más importante, lo sustantivo que es a integración y la dotación de servicios.

    Saludos,

    ResponderEliminar
  6. Michele gracias otra vez por compartir tus pensamientos, tu sensibilidad. Se puede palpar una mezcla de escepticismo, temor y sorpresa. Una cronica que habla de los contrastes del tercermundismo venezolano. El valle, la tecnologia y el barrio.
    Del metrocable siempre prejuiciosamente pense que era la institucionalizacion de la pobreza, de hecho tu mencionas que esta por verse que mas se desarrollara para ayudar al barrio. Casi maliciosamente podriamos pensar que quieren que la clase obrera llegue temprano a su trabajo, a las concentraciones, a las ventas de pollo barato. Y que sucedera con las aguas blancas,las aguas negras,la luz, la basura, la seguridad, la salud, la educacion, la cultura, el deporte, osea urbanismo en general. Demasiado pedir para un aparato que lo que hace es salvar las escaleras interminables y peligrosas. Es como sobrevolar una zona de desastre en helicoptero. En fin amiga, me pusiste a pensar lo complejo y complicado que es salir de pobreza. Pero la gente del barrio agradecera subir por un cable aunque sigan comiendose un cable.

    ResponderEliminar
  7. Muy buena crónica Mitch!

    Me dan ganas de ir a subirme, tal cual tú, como turista. Gracias a Deus.

    Un gustazo leerte, como siempre.

    gabi

    ResponderEliminar
  8. Caracas tu ciudad16:18:00

    Que gran trabajo haces Mitch, excelente arquitecta, periodista y ciudadana y encima guapísima la verdad lo tienes todo. ANIMO SIGUE ASI Y NO CAMBIES!

    ResponderEliminar
  9. Anónimo9:08:00

    Buenas Tardes Mitchele, ¿Cómo estás Colega? Gracias por enviarme esta información referente a el Metrocable, muy interesante, a medida que uno recorre y se involucra espacialmente en estos lugares desconocidos e inexistentes de la ciudad -para casi todos- uno va descubriendo formas de vida maneras de existir que amplian nuestra visión y entendimiento del por qué existe una tan compleja problematica social que se manifiesta físicamente en un contexto tan crítico por la falta de planificación y de servicios esenciales para la población como éste, donde el Metrocable resulta una bendición del cielo.

    ResponderEliminar
  10. muy importante el trabajo que hace la imagen incorporada en este reportaje. Para mi es excelente el diseno de las estaciones. Hacen recordar el de las delicadas estaciones del troleibus de Merida. Es una lastima de que no exista una politica gubernamental para promover la construccion de buena calidad. Al no existir esa politica las cosas buenas se abren paso con mucha dificultad en medio de mucha construccion oficial mediocre. Veo en el trabajo de Mitchele una profundizacion en la sensibilidad social del arquitecto venezolano para con la realidad del pais. Esperemos por un poco mas de atemporalidad en nuestras vidas para que al menos la obvia disfuncion de caracas pueda tener un caracter poetico en medio de la nostalgia por una verdadera ciudad

    ResponderEliminar
  11. lidice15:26:00

    Hermosa periodista y hembra, gracias por tu trabajo

    ResponderEliminar
  12. Rebeca Trujillo Wenner8:49:00

    Mitchele adoro tu forma de relatar y tu abierta y sincera sonrisa asi como tu seriedad y estricta objetividad que permite confiar en la cordura y veracidad de tus opiniones....gracias por tu labor social

    ResponderEliminar
  13. ¡Muchas gracias Rebeca por tu comentario tan motivador!

    Gracias Lidice por tu piropo.

    De verdad, me alegra mucho que estas crónicas urbanas tengan lectores tan especiales!

    Este fin de semana promete ser movido en Caracas, así que pronto tendrán nuevas líneas y fotos.

    ¡Buen fin de semana largo!

    ResponderEliminar
  14. Hola Michele. Son muchos pensamientos los que me produce tu excelentísima crónica.
    Primero, de verdad que es un rayo de esperanza y una especie de "lente" de alivio a la vista ver que aún se puede escribir algo esperanzador y positivo sobre la realidad de nuestro país. Quizás nos hemos visto abrumados por la situación política, y nos hemos (o nos han) acostumbrado a verlo todo negativo. Tu crónica demuestra que la realidad puede ser distinta. Si hay cosas negativas; si hay problemas por resolver; pero definitivamente también hay (y muchas) aspectos positivos que si explotáramos quizás disminuiríamos el consumo Prozac. De verdad que me gustó muchísimo el enfoque y la forma, siempre pulcra, en que nos das a conocer tu punto de vista.
    Luego, ciertamente para mi has roto un paradigma enorme. Quizás por ese "miedo a lo que dicen de la ciudad", jamás se me hubiese ocurrido subir, y mucho menos con una cámara en la mano. Las cosas que se dicen acerca del metrocable llegan incluso a que los "malandros" practican tiro al blanco con los vagones, por lo cual lo mas cerca que muchos llegamos a estar del sistema de transporte es cuando pasamos por debajo de sus vagones, y lo hacemos "apuraditos" no vaya a ser que se caiga uno encima del carro (lo cual con toda seguridad no lo debe cubrir ningún seguro). Al leer tu "post" de verdad que siento mucha esperanza, y se me abren los ojos a muchas cosas que se podrían hacer, y que por temores "colectivos" nos perdemos de excelentes experiencias. De verdad que me gustaría poder acompañarte en alguna de estas aventuras (ojalá se presente la oportunidad).

    Finalmente, pues de verdad que permites que quienes no lo piensan así (y mira que conozco muchos) vean que allá arriba vive gente. Gente que vive ahí desde hace años, siglos. Gente que vive, que sufre, que estudia, que busca la vida, y que aunque no lo querramos ver, son los que nos permiten a los demás llevar la "vida" que tenemos. Definitivamente hay que reinvindicarlos, y aquí tenemos un excelente comienzo para ello.

    Lo he dicho anteriormente, que como "caraqueño reencauchado" me llaman la atención muchos sitios de la ciudad, y a través de tu blog, logro satisfacer, desde la comodidad (y seguridad) de mi hogar esa meta, pero siempre con la esperanza de ir en persona.

    ResponderEliminar
  15. me encanto Mitchele, tenia tiempo sin visitarte !! me hubiera encantado empatarme en ese viaje, un beso!

    ResponderEliminar
  16. Anónimo7:43:00

    Efectivamente, lo interesante de este proyecto sería aprovechar las obras del metrocable para dotar al barrio de espacios publicos y equipamientos. Hacer formalidad en la informalidad. Yo lo visite hace un tiempo y me llamó la atención la poca gente que había utilizandolo.¿Cual fue tu impresión en ese sentido?. Un abrazo.
    Manuel Felipe Peralta

    ResponderEliminar
  17. Efectivamente Felipe, muy poca gente. Una de las razones es que el barrio donde se encuentra no es de los más grandes de Caracas. El Metrocable es un medio masivo de transporte, lo cual supondría su ubicación en un sitio cuya densidad sea equiparable a la inversión. Lo otro es que estos medios -y ya tuvimos una lección con El Metro- debe llevar civilidad,mejoras siginificativas en el espacio público o su creación donde no lo hay, etc...

    ResponderEliminar

Puedes leer aquí otros post relacionados...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...